Cuando era pequeña no teníamos radio ni tv, mi abuelita aprovechaba el descanso que tenia entre sus “quehaceres” para que mi hermanita rosa y yo improvisemos un “escenario” debajo de una mesa vieja, cuyo telón era una sábana y de micrófono un palo de escoba roto… y a cantar solo para ella.
Nunca imaginé que 48 años después, lo que pensé era solo para divertir a mi abuelita, se convertirían en un sinnúmeros de shows en maravillosos escenarios donde tantas veces he representado a mi Perú y a mi gente.
Tengo un equipo estupendo, tan humano, tan familiar, al que no puedo dejar de agradecer: mis músicos… gracias por creer y respetar mis locuras cuando entramos a sala de grabación.
Francisco Ayllón, hijo mío, te cuidé con amorosas manos y ahora tú me cuidas con las tuyas desde tu equipo de sonido y con tus ideas que suenan tan bonito, ¡gracias hijo!
Gracias a los que están fuera del telón, son tan importantes, porque una voz va acompañada de una guía, de un vestuario, un arreglo de pies a cabeza, de un equipo de ingenieros de sonido, jefe de escenario… y les digo de corazón, sin una administración a conciencia y honesta no habría show… ¡gracias a todos!
Gracias a los amigos entrañables que con una llamada o un largo abrazo me llenan de fuerzas para seguir adelante.
Gracias a dios…
Gracias al universo…
Gracias a la música…
Gracias a mí público amado que tanto me conoce…
48 años después… sigo diciendo: ¡gracias Perú, muchas gracias!